lunes, 1 de junio de 2009

¿Qué es el amor para mi?

Despues de mucho pensar en cada momento en el que los sentimientos toman el control y nos hacen hacer cosas que no son propias de cada uno, he elaborado una especie de teoría sobre los sentimientos. Nadie puede decir que sea perfecto, que ame más que nadie, que sea el mejor de los amigos. Nadie puede asegurar que no haría esto o lo otro, porque todos, con los incentivos adecuados, incentivos que a veces no sabemos que existen, doblegaríamos nuestra voluntad con mayor o menor dificultad. Somos, y aquí incluyo a todos, seres humanos, en toda la extensión de la palabra. Dentro de ese significado está todo lo que nos caracteriza. La maldad y la bondad, que se pueden subdividir en celos, envidia, codicia, egoismo, rencor, odio, amor, amistad, altruismo, solidaridad y hasta la locura.
Sin duda todos hemos padecido alguna de estas cosas, o más de una en algún momento. Normalmente los extremos no se tocan demasiado, pero siempre hemos dicho que odiamos a alguien, sentimiento que está íntimamente relacionado con el amor. Además, las características de la maldad son más sentimentales que los exponentes de la bondad. En la bondad todo es actitud salvo el amor. Sin embargo la maldad tiene más caras que desconocemos hasta que las vivimos en la propia piel. Todos hemos tenido celos, envidia, todos hemos codiciado y quien no lo haya hecho miente. Se que soy algo extremista en este sentido, pero pensarlo detenidamente. Todos somos carne de cañón y no sabemos a lo que nos enfrentamos.
¿Como podemos saber si amamos o si odiamos?. El odio creo que es la frustración del amor. Intentamos amar a alguien, acercarnos a esa persona y que nos ame. Pero no podemos por algún motivo, o porque es condenadamente perfecto/a, o porque somos nosotros unos cortados y tímidos. Entonces elegimos odiarle por cualquier tontería porque no podemos alcanzarlo/a. ¿Como podemos saber si son solo amigos o son algo más?. ¿Como podemos saber si es deseo, si es capricho, si son imaginaciones nuestras que tenemos porque anhelamos poseer el amor y no porque amamos realmente?. Esas dudas son las que echan al traste una relación. Una duda acaba con nuestra seguridad en nosotros mismos. De repente lo que era claro, puede que se enturvie. Por un deseo pasajero somos capaces de tirar una vida a la basura. Todo porque el deseo es eterno, y el amor puede no serlo si nos dejamos atrapar por los anhelos efímeros. El deseo es como un virus que se camufla de cualquier cosa para sobrevivir. De repente de vuelve imprescindible. Puede que creamos que es amor, puede que tenga apariencia de lo único que nos salvará la vida o la hará infinitamente más cómoda. Dejando a un lado el deseo sexual, el deseo de algo persiste mientras no tenemos ese algo. Una vez lo hemos conseguido pierde todo el interés y es cuando nos damos cuenta de que lo que creíamos tan importante ahora solo es un estorbo, algo que ya no queremos y de lo que, en ocasiones, no podemos deshacernos. Hay caprichos que sabemos que no nos sirven para nada, hay otros que nos desafían y nuestro orgullo se ve comprometido. Cedemos porque no podemos quedarnos con la duda del qué pasaría. Al final todo es elección, pero cuando dejamos que la curiosidad tome la decisión por nosotros sin preveer las consecuencias, la elección deja de ser nuestra. Es cierto que las normas morales nos suelen cortar las alas en la mayoría de ocasiones, pero en otras, el actuar en contra de esas normas consigue un grado de excitación que es lo que hace que se repita la conducta. Saber que estás cometiendo un acto impuro que va contra la creencia de lo que todos creen que es correcto supone una sensación de libertad y autoridad que puede llegar a enganchar. Quien no conoce estas cosas, el lado oscuro, como no dudarían en llamarlo algunos frikis entre los que me incluyo, cuando las experimenta, sabe sin duda que se siente genial porque ha burlado la seguridad espiritual, porque ha burlado algún tipo de regla y eso nos hace sentir poderosos. Yo lo he hecho, a veces inocentemente y otras he conseguido cotas altas de inmoralidad, aunque solamente para la iglesia.
En resumen, puedo decir, que somos esclavos de unas emociones que en muchos casos nos superan. ¿Cómo saber que amas?. Quizás solo debas perder para saber lo que tenías. Quizás debías haber mirado más detenidamente y darte cuenta de detalles. Como que ella te acariciaba mientras tu estabas ocupado leyendo el periódico. Quizás te hiciera un dibujo en la comida, o se preocupa de que tengas la ropa perfecta para ir a trabajar. Quizás te da consejos esperando que no te estrelles en tus decisiones. En ocasiones puede que solamente te salude con una sonrisa y la mirada encendida. Pero saber que amas tiene que ver con las cosas que la otra persona hace y de las que no se da cuenta. Un día ves que se ríe de una manera particular y te encanta. Lo que a otros les parece un defecto para ti es un rasgo maravilloso de su personalidad. Ves solo lo bueno y defiendes su causa como si fuera la tuya. No puedes creer que te quiera, que esté contigo y sobre todo que no le importe ese defecto que tanto tienes en cuenta. En unos casos son michelines, en otro caso la nariz torcida, o mucho pelo, o un lunar por alguna zona prohibida. Nadie es perfecto si, pero cuando te enamores de alguien, todo cambia.
¿Cómo saber que alguien te quiere?. Esa es la gran pregunta. Los detalles son la respuesta. De los actos y de las cosas grandes se da cuenta todo el mundo. Las grandes demostraciones de amor pasan con el tiempo y lo que queda son los pequeños detalles diarios. Un beso cuando menos lo esperas. Preguntar por lo que te preocupa. Escuchar atentamente lo que te dice. Tu sabes que quieres ser el centro de su vida pero, ¿lo sabe él o ella?. Demostrarlo puede que se reduzca a decirlo en una nota, ya que las palabras escritas suelen encerrar un significado mayor que las habladas. También se puede demostrar a través de un regalo, no uno típico de flores, bombones o joyas, sino más bien uno pequeñito, como ese complemento en el que se fijaba y que nunca se compraba porque tenía que ahorrar. En verdad amar es fácil y nosotros lo hacemos difícil. El hecho de no creernos que nos puedan amar hace que sea más fácil creer que en cualquier momento puedan dejarnos por otro u otra. No entiendo este razonamiento, sin duda es un temor justificado, pero que tendrámás posibilidades de que se cumpla si nos obsesionamos con la idea y empezamos a acosar con dudas y preguntas a una pareja que no ha hecho nada para merecer tal interrogatorio. Al final, es una acto de fe. No me refiero a religión ni dioses de por medio. La fe es creer ciegamente. Yo, si amo alguna vez más, si soy bendecido con esa suerte, pienso tener fe. Pienso amar con toda mi alma, cada día, cada minuto, preocupándome por cuidar lo que me importa, mi amor. Porque aunque sea por egoismo, cuidar de la persona a la que amas, es cuidar tu corazón. Si le haces daño a ella, harás daño a tu corazón, y si al verla sufrir, no sufres, entonces no amas a esa persona. Por eso, si deseas amar, deseas sufrir. Si tienes miedo a sufrir, nunca podrás amar. Así pienso yo, así siento.

1 comentario:

  1. me encanta ºº coincido en la mayoria de cosas, aunque confieso que al principio me he hecho un poco de lio. sigue asi, llegando a todos...
    besos

    ResponderEliminar