Tan difícil es amar,
entregar un corazón
tanto como averiguar
que es el verdadero
al que todo quieres dar.
Tan difícil es entregarse
sin todas las dudas,
tan incierta la verdad
en la nublada mirada,
sin pruebas que rompan
la propia palabra.
Tan difícil es discernir
una gran amistad,
una sonrisa de comprensión
o una caricia de bondad
del sentimiento del amor.
Tan locos y desesperados
estamos por encontrarlo
y perecer en los brazos
de una desconocida pasión
que a la mínima de cambio
ahuyentamos asustados
sin darle oportunidad
de ser algo menos
y permanezca entre los dos.
Tan difícil es ese imposible
que cuando aparece
no nos damos cuenta,
que hemos de perderlo
para conocer su naturaleza,
tan difícil ha de ser el cuento
que no podemos preveer
cuando una locura se hará
con el control del cuerpo.
Tan díficil seguirá siendo
que dos corazones latan al unísono,
compartiendo esperanza
y un mismo sentimiento.
Tan díficil es hallarlo
que no juraría que existe,
pero tampoco abandonaría
la esperanza de encontrarlo
y así culto rendirle.
Porque quiero,
porque elijo la fe
en mi verdadero dios,
ese que llaman amor
y no un amor cualquiera,
el amor hacia una de las flores
del jardín que en nuestro camino
puso la primavera.
lunes, 1 de junio de 2009
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