martes, 19 de enero de 2010

La Lluvia

Gotas de lluvia celeste,
de encuentro en el cielo,
de alivio y limpieza
y pieles de anhelo,
que hidratan y viven,
que sueñan y gozan,
que disfrutando piden
más y más gotas
que limpias mojan
el alma que adoran
mientras se funden
y se arrojan al vacío
de las sufridas horas,
resbalando en segundos
por curvas por cúmulos,
por cabellos lisos y rubios,
o de morenos rizos,
que se erizan y se aplastan
provocando la desdicha
y la entramada amenaza,
que hace sollozar
como lo hace el cielo,
de alegría y otros sentimientos
de lujuria incontenible,
de deseos intangibles.
Lluvia que cae sin cesar,
que hace las delicias de tantos
y de otros la fatalidad,
lluvia que estremece
y resfría a la humanidad
que cala y acaricia,
que provoca caídas
que en el alma dolerán,
lluvia para pulmonías
y el aire limpiar,
precipitándose a una tierra
que necesidades pasará.
Lluvia que me moja
cuando quiero llorar,
que me purifica siempre
con su naturalidad,
lluvia que sobrevive
a pesar del pesar
que nos da la vida
otra vez más.

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