jueves, 8 de octubre de 2009

Reacio

Reacio he de ser
ante cada una de las virtudes
que demuestran a mi alrededor,
ante cada entonación
de ensalzamiento falso
y falso reconocimiento de perdón.
Reacio de sentir y creer,
de atisbar en la cuna del saber
una sola palabra que cierta deba ser.
Reacio de los sentimientos
que creen tener,
de la fortaleza de un hombre
que repetidas veces ha de caer
en el foso de la equivocación,
tropezando con la piedra
del deseo sin conocimiento,
del capricho en esceso,
del dudoso y perpétuo
aguijón de veneno
que nos dio la vida
y continuamente nos la quita.
Reacio creceré
en mis múltiples años de desesperanza,
reacio al comprender
que nada es digno de alavanza,
que nadie es tanto como quiere ser,
que no logran la meta
sin antes desacreditar su persona
a cada paso que den.
Reacio es la definición
si quieres evitar el daño,
si quieres huír del fracaso
y de la siempre presente
catástrofe del corazón escaso.
Reacio es el hombre,
anhelando tener,
cayendo en la fe que nos ofende
y decepciona una vez más,
solo una vez.